Por VICTOR MANUEL MONCAYO C. – Ex rector y profesor emérito de la UN

Ante la ausencia física de Toni Negri acaecida este sábado 16 de diciembre de 2023, pensé que lo mejor sería compartir con los lectores, con algunos ajustes, el texto que publiqué hace unos meses en el No.111 de junio 2023 de la Revista Izquierda, que presento a continuación.

Hace ya más de diez años (en el verano de 2002) tuve mi primer encuentro personal con Toni Negri. Había regresado a Italia para someterse a la justicia que lo acusaba de estar ligado a las Brigadas Rojas y al secuestro y asesinato de Aldo Moro. Gozaba en ese momento de una libertad vigilada que le permitía vivir en un apartamento en Transtevere siempre y cuando regresara antes de las 7 de la noche. A mi regreso a Colombia, siendo aún Rector de la Universidad Nacional de Colombia, escribí una nota sobre nuestra conversación en ese viejo barrio romano[1]

Ahora tuve de nuevo la oportunidad de hablar con él, en su apartamento del Boulevard Montparnasse en Paris, el mismo que conduce a la Torre del mismo nombre, de ingrata recordación pues fue el lugar desde el cual Nicos Poulantzas acabara con su fructífera existencia, abrazado a sus libros. El tiempo ha transcurrido después de mi estancia académica en la vieja universidad de Lovaina, en su sección francesa en Leuven, esa encantadora ciudad de la región flamenca, en esa Bélgica dividida como siempre entre esa región y la Wallonie. Con el pensamiento althusseriano y poulantziano de la época en mi cabeza y la impronta del mayo francés de 1968, dejé atrás esas elaboraciones teóricas sobre el marxismo, las cuales aún me acompañan, y gracias al ensayo Dominio y Sabotaje de Toni Negri[2] con el cual afortunadamente me tropecé en junio de 1980, en las ventas de libros de la Universidad Central de Caracas, llegué a las corrientes del operaismo italiano que entonces compartí, entre otros, con John Holloway y Bob Jessop, quienes nos acompañaron  en un importante seminario realizado en el Cinep en Bogotá.

La vida, interrumpida por la gestión rectoral desde 1997, siguió acumulando reflexiones, atizadas por la publicación de Imperio, cuya edición en español fue posible en Colombia por primera vez[3]. El tiempo, el implacable como cantara Pablo Milanés, me permitió atar y fortalecer nuestra amistad y nuestro entendimiento del capitalismo, gracias a los trabajos de Toni Negri que hemos contribuido a divulgar y a conocer en nuestra lengua, por múltiples medios. Como parte de ese proceso pudimos programar desde la Rectoría su visita a la Universidad Nacional de Colombia, que entonces lo distinguió con el título honoris causa, y que estuvo asociada también a la presentación de algunos textos suyos aún no publicados en español.[4] Se trataba de ensayos relativos a su vínculo indisoluble con la teoría marxista y a su posición sobre la dialéctica, y la reformulación del ¿Qué hacer?; al debate sobre la vigencia de la teoría del valor, a la incorporación de la noción foucaultiana de biopolítica; a la construcción conceptual del Imperio, que, sin  duda, sacudió el complejo escenario de la teoría política contemporánea; y al rescate de lo común, con todas sus implicaciones en los movimientos que hoy se escenifican en todas las latitudes y que son, definitivamente, al mismo tiempo la realidad y el porvenir de las luchas anticapitalistas en el mundo global al cual pertenecemos.

Ese emotivo encuentro del 13 abril de 2023 con Toni Negri, quien cumplía en ese momento casi nueve décadas de su enriquecedora vida, terminada ahora para vivir de otra manera, me mostró una vez más su perspectiva anticapitalista que aún evidencia su vigencia insuperable, me hizo rememorar ese camino teórico-político, del cual forman parte sus prólogos a mis trabajos sobre el Estado y la necesidad del éxodo, así como el texto conjunto sobre la búsqueda del nuevo sujeto revolucionario[5]. Las relaciones capitalistas continúan y se resisten y sobreviven con todo a los embates de los múltiples dominados de hoy, enlazados por las renovadas cadenas del sistema de explotación, cuyo final tendrá lugar en algún momento histórico que no podremos vivir pero que es inevitable. El capitalismo de hoy vive una época difícil, que ya no describe ni explica el concepto de crisis. No está aún en el apocalipsis, pero sí experimenta un colapso que, en el orden imperial, registra las dificultades de las grandes potencias, las cuales se expresan en conflictividades, como la absurda provocada en Ucrania o el genocidio palestino, u otras más en múltiples lugares del planeta, incluido el nuestro, que no encuentra como superar las violencias de todo tipo por las cuales atraviesa.

El afán de ver la ansiada transformación que sustituya al capitalismo, vuelve a asaltarnos y nos conduce a la desesperanza. Sin embargo, es viable derrotar la impotencia, como el propio Toni Negri lo entendía en esos días parisinos al ver la  Multitud enardecida en las calles y plazas de toda Francia. La realidad de hoy es radicalmente diferente, esa Multitud que se expresa más allá de su heterogeneidad y de sus diferencias, representa al conjunto de los dominados/explotados de hoy; quienes no encuentran albergue en organizaciones de otras épocas, pero que tienen la potencia de poder expresarse para recuperar su unidad como especie, alrededor de lo que se ha construido en común y se le ha arrebatado, para afirmar que puede continuar existiendo y satisfaciendo sus necesidades, bajo formas sociales diferentes a las de dominación/explotación que constituyen y explican el capitalismo. Definitivamente, a quienes conforman ese conglomerado multiforme también los unen las remozadas cadenas propias del capitalismo en su fase actual y, como tales, tienen la potencia subjetiva de señalar en sus prácticas y luchas, las nuevas estrategias que los identifiquen como clase, para que emerja una nueva potencia.

Estamos ante una nueva expresión de la lucha de clases que ha develado la cuestión estratégica de la distribución de recursos entre la fuerza de trabajo (todos aquellos que hacen vivir la sociedad) y la clase capitalista, ahora completamente internacionalizada, que abre la posibilidad de una insurrección democrática, no para “tomar el poder” o “derrocar” al gobierno, sino para afirmar la capacidad de la multitud para ejercer un papel de liderazgo frente al Estado, que combine la revuelta, la obstinación y la innovación institucional.

Debemos seguir en búsqueda, pues aun cuando el fin de la vida física nos derrote, ya sabemos que el propio capitalismo es incapaz de controlar aquí y allá lo que él mismo ha provocado: un nuevo sujeto que aún se niega a nacer, que balbucea en medio de una debacle planetaria que el capitalismo no puede enfrentar!!!


[1] MONCAYO, Víctor Manuel. Conversación en Transtevere, notas sobre un breve encuentro con Toni Negri. Revista Conversaciones desde la Soledad, No. 2. Octubre. Bogotá, 2001.Gente Nueva Editorial.

[2] Negri, Antonio. Dominio y Sabotaje. Ed El Viejo Topo. Barcelona 1979.

[3] Negri, Antonio y Hardt, Michael. Imperio .Ediciones Desde Abajo, Bogotá, noviembre 2001.

[4] Negri, Antonio.Marx, la biopolítica y lo común. Ed Universidad Nacional de Colombia e ILSA, Bogotá, 2012.

[5] Moncayo, Víctor Manuel. El Leviatán derrotado (2018,la primera edición en 2014 publicado por Ed Norma), Exodo (2018) y Aprender a volar. Por una nueva subjetividad revolucionaria. (2021), publicados por Ediciones Aurora.


La traduzione in italiano del testo può essere consultata qui.

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